El cerebro adicto
INTRODUCCIÓN
La adicción fue considerada durante mucho tiempo como una debilidad moral o una falta de fuerza de voluntad. Por el contrario, actualmente es reconocida como una enfermedad crónica con cambios cerebrales específicos. Así como la enfermedad cardíaca afecta el corazón y la hepatitis, el hígado, la adicción afecta el cerebro, lo secuestra. De hecho la palabra "adicción" deriva del latín "esclavizado por" y se manifiesta en el anhelo por el objeto del que se es adicto, la pérdida de control sobre su uso y la necesidad imperiosa de continuar así a pesar de las consecuencias adversas que eso conlleva. Durante muchos años se creía que sólo el alcohol y las drogas podían causar adicción. Investigaciones recientes han demostrado que ciertas actividades como el juego, las compras, el sexo, la comida e, incluso, la tecnología, también pueden cooptar el cerebro y son registrados por éste en forma similar a las drogas y el alcohol. El consenso científico actual sugiere que estos placeres pueden representar múltiples expresiones de un proceso cerebral común subyacente
El cerebro es una de las partes del cuerpo más complejas y delicadas. Del cerebro dependen los sentimientos, la manera de pensar, nuestro mundo interior y la capacidad de relacionarnos con otras personas. Las drogas inciden de manera directa sobre él e interfieren en su funcionamiento.
Las drogas actúan sobre el sistema límbico, que está en la parte más interna del cerebro, y provocan una sensación artificial de placer. Sin embargo, el cerebro no está preparado para recibir estos estímulos. El uso repetido de drogas afecta al funcionamiento del sistema límbico e inicia el proceso de adicción.
Las sustancias psicotrópicas externas o drogas, asi como los estados de excitación extrema provenientes de conductas de estimulación, afectan estos neurotrasnmisores de manera que el cerebro los produce en exceso o los depleta exageradamente. Estos cambios, unidos a la predisposición a la adicción produce una respuesta aberrante, que es el reflejo de un desbalance bioquímico persistente.
Los neurotransmisores mas importantes involucrados en la respuesta adictiva son:
La Dopamina es predominante en las áreas del sistema de recompensa mesolímbico el cual media las repuestas de euforia y estimulación en el cerebro.
Las Endorfinas se producen en las áreas mesolímbica y mesocorticales, y median las respuestas a los estímulos dolorosos, la regulación de la temperatura y la ingestión de agua y alimentos.
El Acido Gamma Amino Butírico (GABA) se encuentra en la amígdala, el bulbo olfatorio, el telencéfalo ventral y el globo pálido también se ha implicado en la respuesta adictiva
En realidad se asume que todos los neurotransmisores tienen un papel en la manifestación de la adicción. Aún se investiga para determinar la naturaleza de ese papel y la forma en que las vías y los químicos cerebrales interactuan para producir el desorden adictivo.
Para ser más exactos, el consenso científico a día de hoy es que la adicción es una enfermedad del sistema nervioso central que se expresa en un comportamiento compulsivo que, muchas veces, deteriora la salud del adicto. La mala noticia es que ya no podemos desprendernos del problema alegando que los adictos son unos viciosos y que pueden elegir entre serlo o no. La buena noticia es que tal vez tenga una cura. Y esto es importante: nuestro cerebro es el sustrato de nuestro comportamiento, y la suma de comportamientos individuales es lo que da lugar al fenómeno llamado sociedad. El consumo y la adicción a las drogas alteran el comportamiento de los individuos y esto tiene, en muchos frentes, consecuencias nocivas para la sociedad. Por tanto, comprender la neurobiología de las adicciones a nivel individual es clave para solucionar el sinfín de problemas que ocasionan las drogas en el conjunto de individuos.
Revisemos el proceso de adicción a las drogas. En primer lugar… ¿qué lleva a una persona a consumirlas? Se puede resumir en dos puntos: para sentirse bien o para sentirse mejor. Mucha gente las consume para tener nuevas y satisfactorias experiencias y para compartirlas con otra gente; muchas otras personas las consumen para aliviar la ansiedad, la depresión, los miedos o las preocupaciones o, simplemente, para calmar el “mono”. Es decir, las drogas se consumen porque nos gustan los efectos que tienen sobre nuestro cerebro.
Esto es importante: ¿cómo causan las drogas efectos sobre nuestro cerebro? En general podemos decir que son sustancias con una propiedad muy especial en común: la capacidad de interactuar con la bioquímica de nuestro sistema nervioso central causando efectos agradables. Se podría decir que hacen cortocircuito en los circuitos cerebrales del placer, generando sensaciones y sentimientos de euforia, relajación, bienestar o incluso amor… que no están asociados a otro comportamiento o estímulo que el propio consumo y el entorno en que se produce. Ya tenemos la primera fase; el inicio de la adicción, que tiene su pilar maestro en el placer que nos causa como humanos el consumo de drogas y que se manifiesta en un comportamiento aprendido y repetitivo. Lo realmente calamitoso, la clave a todo este asunto, es que el placer no está ahí de casualidad, sino que es la manera que tiene nuestro cuerpo de decirnos que algo nos hace bien. Es el llamado sistema de recompensa: repetimos lo que nos da placer porque es bueno para nuestra supervivencia. Por ejemplo, sentimos placer al comer, al dormir bien, al tomar el sol y al estar con nuestras personas queridas. Por tanto, los circuitos cerebrales del placer están íntimamente imbricados con los de las emociones, la motivación y la actividad motora, con los controles de nuestra homeostasis y con la memoria. El sistema de recompensa implica numerosas áreas y vías cerebrales; cada droga puede actuar en una o varias de las etapas del proceso, aunque la mayoría de ellas tienen en común que inundan el cerebro de dopamina, el neurtransmisor central en el mecanismo de placer-recompensa.
RESUMEN
La adicción a sustancias es un problema de salud pública a nivel mundial. Un cerebro adicto se desarrolla a consecuencia de cambios en la fisiología cerebral. Las drogas gustan porque activan prioritariamente al sistema cerebral del placer; este efecto aumenta la probabilidad de que el sujeto consuma nuevamente la droga. Sin embargo, este consumo también activa, aunque en menor intensidad, a sistemas cerebrales como al de castigo. Conforme se hace asiduo al consumo de la droga, se presentan cambios en la actividad de diversos sistemas neuroquímicos cerebrales. Uno de estos cambios es la hiperactivación del sistema de castigo que se expresa ante la ausencia de la droga. Dicha hiperactivación se asocia con la presencia del síndrome de abstinencia. De esta manera, la recaída en el consumo de la droga ocurre para eliminar las respuestas fisiológicas adversas asociadas a dicho síndrome de abstinencia. Adicionalmente, hay un sistema que inhibe al del placer. Se genera en la corteza prefrontal y termina activando al globo pálido interno. Este pierde su control sobre el del placer, por lo que facilita la ocurrencia de respuestas impulsivas. Igualmente, ocurre plasticidad cerebral en regiones que controlan el consumo de la droga provocando que se vuelva habitual y que se aprenda la relación entre claves ambientales y el consumo de la droga. Es posible que exista un cerebro pre-adicto o vulnerable a la adicción, dependiente de la carga genética o por cambios epigenéticos. Por ello, es necesario conocer cómo las variaciones genéticas están implicadas en las adicciones, a fin de favorecer terapias más eficientes; además, controlar factores ambientales que de otra manera facilitan el consumo de drogas por el sujeto y de esta manera promover la prevención.Facundo Manes | Para LA NACION
Dr. Saúl Alvarado | Fuente: adicciones.org
Elegí este tema, porque hoy en día se ve el gran aumento de jóvenes adictos a algún tipo de droga. Y para aprovechar por vías de este medio, advertir un poco de los riesgos a los que conllevan las adicciones.